- Planifica tu compra
- Almacena y conserva
- Al cocinar
- Alimentos cocinados. ¡Reutilízalos!
- Formación/concienciación/Activismo
A. Planifica tu compra
- Prepara un menú semanal
Todas nuestras comidas deben estar equilibradas con los nutrientes necesarios para completar el aporte energético del día que no será igual para todas las comidas.
El desayuno nos prepara para lograr un adecuado rendimiento físico e intelectual en las tareas escolares y en el trabajo. Productos lácteos, cereales, grasas saludables, frutas y zumos serían imprescindibles en un desayuno equilibrado. La merienda, como la media mañana, nos sirve para introducir los nutrientes necesarios para completar el aporte energético del día. En este caso aconsejamos escoger entre una fruta, leche o yogur, tostada, un pequeño bocadillo, etc.
En la comida la verdura, en cualquiera de sus preparaciones; los hidratos de carbono, arroz, pasta, legumbre, pan o patata y las proteínas en forma de carne, pescado o huevo se hacen imprescindibles. Cuando llega la noche, como no vamos a ejercer la misma actividad física que durante el día, necesitamos menos cantidad de energía y la preparación de los alimentos nos ayuda. Pueden ser los de la comida pero debemos elaborarlos con técnicas sencillas como la plancha y el vapor, entre otras, así nuestro sueño nos lo agradecerá.
Teniendo muy presente las cinco tomas diarias lo ideal es preparar un menú semanal que nos ayudará a seguir una dieta variada y que condicionará lo que se vaya a consumir .En el momento de la compra, consultaremos nuestra lista y nos ajustaremos a lo que se haya anotado. Comprar sólo lo que se necesita ahorra tiempo, dinero y disminuye el desperdicio de alimentos. - Revisa los alimentos almacenados en casa
Prepárate para hacer la compra correcta. Revisa los alimentos que tienes en la nevera, en el congelador y en la despensa. Observa lo que tienes y comprueba su estado para priorizar su utilización. Revisa las fechas de caducidad y podrás hacer una planificación más eficaz de tus menús semanales. Así se evita tener que tirar alimentos en mal estado.
- Clasifica en tu lista lo que vas a comprar por secciones según su destino en casa: nevera, congelador o despensa
De esta forma ahorrarás tiempo en el supermercado y no romperás la cadena del frío en los productos refrigerados y congelados. Aunque lleves embalaje para los productos congelados, estos déjalos siempre para el final porque la temperatura ambiente no les favorece.
- Ayúdate de la tecnología para planificar tus menús y compras
Esto nos permitirá tener un mayor control sobre los alimentos que almacenamos en el hogar, para de este modo no tener que ir a comprar demasiado a menudo y evitar que se pueda estropear y termine en la basura. Puedes crearte tu propia herramienta o utilizar algunas que se nos facilitan en guías, webs, plataformas online y apps.
- Ojo con las indicaciones de fechas de consumo preferente y fecha de caducidad de los productos
A veces confundimos ambos términos y al ver que la fecha impresa en el producto ha superado el plazo tendemos a desechar el mismo. Esto sólo se debe hacer con la fecha de caducidad, cuando se ha rebasado el límite de seguridad.
La fecha de caducidad marca el momento a partir del cual los alimentos no se deberían de consumir dado que pueden suponer un riesgo para la salud. Hay que asegurarse mediante nuestros sentidos que el color, olor y sabor no estén deteriorados. Se recomienda especialmente respetar estas fechas en productos como carne, pescado y huevos.
La fecha de consumo preferente, es una fecha orientativa que indica el momento a partir del cual el fabricante de un determinado alimento deja de garantizar que algunas características como el olor, el sabor o la textura sean las óptimas. Una vez expira la fecha de consumo preferente estos alimentos no se pueden comercializar, pero si comprobamos con nuestros sentidos que sus características organolépticas (sabor, olor y color) son correctos, su consumo no comporta ningún efecto negativo desde el punto de vista sanitario.
- En el establecimiento no te dejes tentar por las ofertas y procura no hacer la compra con hambre
Si sigues este consejo llegarás a casa sólo con los alimentos que realmente vas a utilizar. En el caso de la fruta y la verdura intenta comprarla por piezas en lugar de embalada, de esta forma adquirirás exactamente la cantidad que necesites.
- Adquiere preferentemente alimentos de temporada y mejor si son de producción local
De este modo se garantizan las condiciones óptimas de frescura, calidad y posterior duración o conservación del producto. Decántate por las frutas y verduras de temporada porque están en su mejor momento, sus precios son más económicos y tu bolsillo lo agradecerá. Además con esta decisión apoyas a la economía local, favoreces un sistema de alimentación más sostenible y reduces los costes medioambientales del transporte de los alimentos.
- Selecciona los productos no sólo por el precio
A la hora de elegir un producto para su consumo debemos exigir que en su producción se hayan respetado los derechos humanos, los aspectos medioambientales y en general la sostenibilidad en todo el proceso de la cadena alimentaria desde la producción, transformación y comercialización, hasta que llega a nuestras manos.
- Elige productos alimentarios a granel o con menos embalaje
El reciclaje de los materiales de embalaje de los alimentos es una buena práctica, pero pre-ciclar es mucho más ecológico que reciclar. Eso quiere decir que es mejor pensar cómo reducir el número y volumen de envases y residuos de empaquetado y embalajes antes de comprar.
Para un buen reciclaje recuerda que papeles, revistas, periódicos y cartones debes llevarlos al contenedor azul. Envases de plástico, metal, latas de bebidas, conservas, enlatados y bricks, al amarillo. Botellas y tarros de vidrio, sin líquido y quitando los tapones de plástico, metal o corcho al contenedor verde. Con los residuos orgánicos, si tienes posibilidad, puedes hacer compost, si en tu entorno tienes contenedor marrón, deberás depositarlos allí separados del resto de desperdicios. Por último, el resto de residuos deberán ir al contenedor de basura general.
B. Almacena y conserva
- Programa el termostato de la nevera y del congelador
La temperatura adecuada para el frigorífico es de +5º C. Para mantener esta temperatura estable y no desperdiciar energía, es conveniente asegurarse de no abrir en exceso la puerta, ni durante mucho tiempo. No guardes directamente las comidas calientes o tibias, lo mejor es esperar a que se enfríen a temperatura ambiente. Tampoco sobrecargues la nevera.
La temperatura de mantenimiento del congelador debería ser de -18º C. Si se introducen nuevos alimentos para congelar puedes incrementarla por un corto periodo de tiempo, hasta que estos se congelen y luego volvera -18º C.
Ten en cuenta que temperaturas más frías, además de ser inútiles para conservar bien los alimentos, incrementan notablemente el consumo de energía: un 5% más de consumo por cada grado de menos.
- Organiza tu frigorífico
Guardar los alimentos crudos (carnes, aves o pescados) en los estantes inferiores. Son los que se echan a perder más rápidamente y por ello deben ocupar la zona más fría. Con ello también evitarás la caída de sus jugos que podrían contaminar otros alimentos.
En el estante superior sitúa lácteos (yogures y quesos) y huevos. Reserva la parte central para los alimentos cocinados o listos para el consumo.
Abajo, generalmente suelen ser cajones, verduras y hortalizas y en la puerta coloca aquellos productos que no necesitan de mucho frío para conservarse. Es el espacio más adecuado para bebidas, mahonesa, salsas, huevos, etc.
Utiliza envases que puedas cerrar herméticamente para las sobras de conservas y los productos de charcutería. Mantén la nevera ordenada, te dejará ver todos los productos, y limpia, los residuos de otros alimentos o de comidas preparadas pueden ser contaminantes proliferando las bacterias responsables de echar a perder la comida.
- Descongelar los alimentos de manera correcta
Debes descongelar los alimentos dentro del frigorífico. Ello evitará el crecimiento de microorganismos indeseados que puedan estropearlos y tengan que ser desechados. Descongela solo la cantidad que vaya a utilizarse.
- Prioriza el consumo de los alimentos con fecha de caducidad más cercana
Esto es válido para los alimentos frescos, los alimentos secos y para los congelados que pierden calidad. Recuerda que también pueden estropearse si se sobrepasa un adecuado tiempo de almacenaje. Es aconsejable ir rotando los alimentos. Cuando compramos alimentos, hay que poner delante los que ya estaban en el frigorífico, también sirve para la despensa, y colocar detrás los que acabamos de comprar. Con esto evitaremos el riesgo de que caduquen, se deterioren, o pierdan sus características por almacenarlos demasiado tiempo.
- Algunos trucos para mantener en mejores condiciones los alimentos
- Guardar las piezas de fruta y verdura que estén a medias en fiambreras cerradas, bolsas o papel film.
- Si sólo se utiliza un trozo de una pieza de verdura, como puede ser un pimiento, dejad el tallo y las semillas. De este modo se conservará durando más tiempo.
- Separar la fruta que se esté echando a perder o sobre-madurada del resto. Así se evita que las piezas en buen estado se vean afectadas más rápidamente.
- No es conveniente lavar las frutas y verduras antes de almacenarlas y, en el caso de hacerlo, secarlas bien. La humedad favorece la putrefacción y por lo tanto durarán menos almacenadas.
C. Al cocinar
- Preparar las raciones adecuadas
Calcular las raciones adecuadas puede ser una herramienta muy útil para no cocinar más comida de la cuenta y evitar así que acabe echándose a perder. Puedes ayudarte por alguna guía o ir elaborando tu propia guía en base a la experiencia, porque las cantidades o raciones son muy variables de unas personas y familias a otras.
- Recurrir a preparaciones culinarias con alimentos crudos.
Además de resultar beneficiosas para la salud, suelen ser sencillas de preparar y al no precisar cocción, ahorramos energía y es menor su huella de carbono. Ensaladas, fruta fresca, frutos secos, o frutos desecados son alimentos tradicionales que no pueden faltar en una cocina comprometida con el clima.
D. Alimentos cocinados. ¡Reutilízalos!
- Ser creativo cuando reutilices alimentos ya preparados
Existen recetarios específicos que nos pueden ayudar o dar ideas para aprovechar estos restos de alimentos, pero nada como la propia creatividad y la experiencia para hacer un nuevo plato con ingredientes reciclados.
Con la fruta demasiado madura puedes preparar macedonias, compotas, batidos o tartas. Con las verduras un poco mustias, cremas o sopas, y los restos de carnes y pescados sirven para la base de croquetas, empanadillas, etc.
- Apuesta por elaborar alimentos en casa
Pan, yogures, conservas vegetales, mermeladas y compotas, encurtidos…. Repostería y postres caseros.
- Llevar a casa la comida que no hayamos terminado en un restaurante.
Cuando salimos a comer a un restaurante y hay comida que no se acaba, pedir al camarero que prepare la comida sobrante en un envase para llevar. No debería dar apuro, sino todo lo contrario, ya que es una práctica de consumo responsable. Luego deposítala en la nevera para que no se estropee.
E. Formación / concienciación / activismo
- Movilízate y participa en campañas para promover cambios y en contra del desperdicio alimentario
Por ejemplo la campaña “No Tires la Comida”de la OCU contra el desperdicio alimentario www.ocu.org/movilizate/no-tires-la-comida donde pide el apoyo de los ciudadanos para reclamar una ley que impida que la comida acabe en la basura.
Otras campañas como “Ni un pez por la borda”, o Slow Food Movement, creado en 1989, que incide en la en la importancia de apoyar los productos locales nos ayudarán para ver dónde podemos colaborar.
En Zaragoza, la campaña #ZGZNoTiraComida visibiliza el desperdicio alimentario a través de la preparación de comida para 5.000 personas con alimentos desechados en perfecto estado.